Los hechos que han venido ocurriendo desde hace un par de semanas en El Rodeo I y II han puesto los ojos del país en la situación de nuestras cárceles y obliga a un profundo debate sobre el diagnóstico de lo que allí ocurre, la asignación de responsabilidades y las propuestas para superar la lamentable realidad que hoy vivimos.
Sin duda allí hay una primera confesión de la negligencia complaciente de las autoridades encargadas de permitir que unos internos llamados "Pranes" sean quienes gobiernen el penal y no las autoridades administrativas y policiales del penal.
El Pran es una nueva figura en el mundo penitenciario, se trata de un interno que bajo la constitución de una estructura criminal asociado al control del tráfico de armas, drogas, licor, apuestas, prostitución controla un sector en el penal.
Ahora bien, para que un privado de libertad logre la instauración de un gobierno paralelo es porque por negligencia, corrupción, complicidad, etc., le facilitaron armas que no son precisamente de fabricación casera como en el pasado lo eran los chuzos y chopos, sino sofisticadas armas de guerra como fusiles de asalto, granadas, pistolas de alto calibre. Igual consideración debemos hacer en el ingreso de drogas y licores.
En el país al revés que el Gobierno se empeña siempre en mostrar, vimos con asombro cómo el comandante de la Guardia Nacional exhibía como un gran logro la requisa efectuada en El Rodeo I cuando, por el contrario, se trataba de una grosera prueba del fracaso de la GN en su tarea de custodia de los penales; recordemos que es competencia de la GN la requisa y control del acceso a los centros penitenciarios. Tal volumen de arsenal es imposible pensar que llego allí producto de la astucia de un ciudadano que logro burlar la requisa. Se trata de una mafia de la cual forman parte funcionarios de la GN y autoridades del penal.
Frente a esta realidad proponemos, entre muchas medidas, que el Gobierno debe asumir su responsabilidad y proceder a la inmediata destitución de las autoridades responsables pero para sustituirlos por profesionales competentes y no por incondicionales camaradas; proponemos también la construcción de nuevas cárceles por la vía de concesiones, la instalación de mesas de paz conformada por internos, familiares, iglesias, ONG's, AN para reconstituir los códigos de convivencia y paz en los centros penitenciarios.
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